El de la mula torda

El de la mula torda
Súbete al carro pinchando en él para comenzar el camino.
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miércoles, 11 de marzo de 2015

11 de marzo.

Nuevamente un 11.M. Ya han pasado once años de aquel maldito once de marzo, con sus diez explosiones casi simultáneas en cuatro trenes a las siete de la mañana. Un día de luto para mi barrio.  El Pozo fue la tumba para 67 personas. Murieron in itinere, en el viaje, evocadora expresión con la que la legislación laboral define los percances sufridos por los trabajadores de camino o de vuelta a sus puestos de trabajo. La mayoría de las víctimas españoles y extranjeros, con y sin papeles. Algunos eran albañiles que iban a levantar las casas de las que después desahuciarían a otros. Otros, estudiantes que ahora deshinchan sus currículos para optar a un empleo basura. También mujeres que iban a limpiar casas y a cuidar a ancianos que ahora mantienen con su pensión a sus hijos y sus nietos. Pero lo suyo no fue un accidente ni laboral, ni ferroviario, fue la estupidez de la sin razón de la intolerancia.
Desde estas líneas pido, recordando a Pablo Neruda, y con sus palabras, que no maten los malos ni los buenos...

Que no, que nunca, nunca

Que no maten los malos
a los buenos,
ni tampoco los buenos
a los malos.
Soy un poeta sin ningún
precepto, pero digo
sin lástima y sin pena :
no hay asesino bueno
en mi concepto.
Sólo el que mata
es la categoría que
dejo fuera de mi
sentimiento.
No llevemos al pueblo
a la agonía,
condenado a la sangre
y al lamento.
Y contra eso está mi poesía,
que va por todas partes,
como el viento.
Pablo Neruda. 

Imanol y Joaquín Sabina

Ismael Serrano y Pablo Guerrero

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