Ayer murió en la localidad gaditana de Zahara de los Atunes.El cantaautor madrileño nació el 30 de marzo de 1944 en el barrio de Salamanca. Estudió en el colegio del Pilar, de la calle de Castelló, por el que pasaron los actuales políticos españoles. Inicio los estudios de Ciencias Empresariales, pero los dejó para dedicarse al cine como ayudante de dirección. Mientras hacía sus deberes patrios conoció a la canadiense Annick, el gran amor de su vida. Emigra al Canadá comenzando su carrera como letrista, su hermano Jorge se encarga de la musicalización de los textos.
En España actúa en pequeños locales como La Aurora, allí conoce hasta entonces al desconocido Joaquín Sabina, y a Alberto Pérez.
Juntos graban el disco de "La Mandrágora" tomando el nombre del local en el que actuaban.
Una de sus canciones más coincidas y con la que obtiene un gran éxito es con Marieta.
Y yo que fui a rondarle
la otra noche a Marieta la bella, la traidora había ido a escuchar a Alfredo Krahus Y yo con mi canción como un gilipollas, madre Y yo con mi canción como un gilipollas, madre Y entré con el salero al comedor de Marieta la bella, la traidora ya estaba acabando el flan Y yo allí con la sal como un gilipollas, madre Y yo allí con la sal como un gilipollas. Y cuando por su santo le compré una bicicleta la bella, la traidora ya se había agenciado un Rolls. Pegado al manillar hice el gilipollas, madre pegado al manillar hice el gilipollas. Y le llevé una orquídia a nuestra cita en la Glorieta la bella se besaba con un chulo |
y apoyada en un farol
Y yo allí con mi flor como un gilipollas, madre y yo allí con mi flor como un gilipollas. Y cuando ya por fin fui a degollar a Marieta la bella, la traidora de un soponcio se me había muerto ya. Y yo con mi puñal como un gilipollas, madre y yo con mi puñal como un gilipollas. Y lúgubre corrí al funeral de Marieta A la bella, la traidora le dio por resucitar. Y yo con mi corona hice el gilipollas, madre y yo con mi corona hice el gilipollas. |
Como letrista tenemos la canción que popularizo Joaquín Sabina, "Pongamos que hablo de Madrid".
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