El más silencioso y retraído de nuestros búhos es también uno de los peor conocidos. De hábitos estrictamente nocturnos y más bien forestales, se trata de una especie ampliamente repartida por nuestro territorio, aunque con desiguales densidades. Durante el invierno recibimos un importante contingente de aves procedentes de altas latitudes del continente europeo que, olvidando su carácter habitualmente esquivo y solitario, suelen agruparse en concurridos dormideros.
lunes, 13 de mayo de 2019
Buho chico.
El más silencioso y retraído de nuestros búhos es también uno de los peor conocidos. De hábitos estrictamente nocturnos y más bien forestales, se trata de una especie ampliamente repartida por nuestro territorio, aunque con desiguales densidades. Durante el invierno recibimos un importante contingente de aves procedentes de altas latitudes del continente europeo que, olvidando su carácter habitualmente esquivo y solitario, suelen agruparse en concurridos dormideros.
El búho chico es, probablemente, la más discreta y silenciosa de nuestras rapaces nocturnas y, aunque posee una considerable gama de vocalizaciones, hace gala durante la mayor parte del año de un carácter sumamente sigiloso. El canto del macho consiste en un profundo y melancólico ululato, repetido cada 2-2,5 segundos y parecido al del búho real, pero más rápido y menos rotundo. La hembra tiene un canto más agudo, áspero y nasal. La voz de alarma es un raspante ruack-ruack.
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