martes, 21 de mayo de 2019
Calamón.
Hacia la década de los años sesenta del siglo pasado, la destrucción de
muchos humedales y la presión cinegética condujeron a una situación muy
delicada al calamón común, el más grande y espectacular de los rálidos
europeos, que, por aquel entonces, quedó confinado a las marismas del
Guadalquivir. Actualmente —y gracias en parte a la protección dispensada
a nuestros humedales, a la eliminación de la presión cinegética y a
exitosos programas de reintroducción, así como a una sorprendente
capacidad de colonización—, el llamativo calamón ha consolidado de
manera segura sus poblaciones.
Emite vocalizaciones muy diversas, algo parecidas a las de la gallineta común, pero más roncas y graves. El reclamo es una especie de choc-choc.
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