Solamente los ríos de media y alta montaña libres, limpios y tranquilos —allí donde abundan los pequeños invertebrados acuáticos y el agua salta entre chorreras y rabiones— nos permiten contemplar la rechoncha silueta de un ave que está ligada como pocas al buen estado ambiental del entorno en el que se desenvuelve. El mirlo acuático depende absolutamente de los cursos bien conservados y, por ello, su número desciende alarmantemente en casi toda su área de distribución.
Canto
Emite frecuentes chuik,
cortos y sonoros, mientras vuela o se desplaza. El reclamo es más
elaborado en primavera, pues consta de varias notas rápidas y continuas,
como un gorjeo.
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