Es una de nuestras aves más emblemáticas y esquivas. A diferencia de su pariente la cigüeña blanca, la negra no nidifica en zonas próximas al hombre, sino en lugares recónditos de las sierras y bosques del cuadrante suroccidental de la Península Ibérica, sobre roca o en árboles de gran porte.
La mayor parte de su población es estival, aunque un buen número de efectivos europeos atraviesa España durante su migración, y además existen núcleos invernantes en las marismas del Guadalquivir y en algunos embalses extremeños.
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