El de la mula torda

El de la mula torda
Súbete al carro pinchando en él para comenzar el camino.
último

miércoles, 18 de febrero de 2015

Calle de Tudescos.



En una entrada anterior hemos visto ¿quienes eran los tudescos?, según Pedro de Répide nada que ver su nombre con la de estos mercenarios. Hay autores que opinan que, en esta poblada calle, vivían algunos de los miembros de esta tropa y de aquí su nombre.
Aquí estaba el colegio de San Jorge, o Seminario de los Ingleses. Esa institución fue fundada en 1611 por Cesar Bogacio, en unas casas de su propiedad. La misión de esta institución era recoger a los jóvenes ingleses, principalmente irlandeses, para que se recogiesen y educasen en el dogma católico. Se encargaron de regentar sus clases los padres jesuitas, que en un número de doce, vinieron del seminario de Saint Omer, en Flandes, por lo que los madrileños les llamaron tudescos.
Esta fundación suposo desde sus orígenes , un enfrentamiento con Inglaterra. El inglés envió notas a Felipe III, por considerar contrario a su reino esta institución. Felipe no se amilanó y envió otras al inglés y desde entonces, se dedicó a proteger la institución mediante una real fundación de 1614. En 1619, en el mismo colegio, se se creó una cofradía, llamada la Fe, con el objetivo de explicar en público la doctrina cristiana.
La tradición dice que en este lugar enfermó Lope de Vega, en la tarde del 24 de agosto de 1635, cuando asistió a un acto de filosofía y medicina que defendía, su amigo, el doctor Fernando Cardona. Lope quedó sin sentido y fue conducido a la casa de D. Sebastían Francisco Medrano, al que en más de una vez le había alabado en su "Laurel de Apolo", desde aquí fue trasladado a su casa en la Calle Francos, donde falleció tres días después.
Otros dos lugares disputan el suceso, el colegio de los Escoceses sito en las confluencias de Jacometrezo con Chinchilla, y el colegio de los Ingleses, de la calle del Príncipe, dónde está actualmente la iglesia de San Ignacio de Loyola.
Sea como sea, ¡que importa el sitio! lo que está claro es que tras estas fechas solo nos queda su "ausencia"   y no podríamos terminar sin su soneto Ausencia.
En estos versos nada es casual, todo está perfectamente medido y estudiado para ajustarse al estilo barroco característico de la época. A base de extremos y contradicciones, utilizando las antítesis y las paradojas, el autor consigue una intensidad y una belleza sin rival en un período tan brillante como fue el Siglo de Oro.

 

Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, e ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse
haciendo torres sobre la tierna arena;
caer de un cielo, y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades,
pedir prestada, sobre la fe, paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma y en la vida infierno.

                    Lope de Vega.

Imanol
 

J. A. Labordeta y Marina Rusell
 

Suburbano
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario